Recordar suele traicionar. Me explicaré, cuando, abuelos o abuelas cebolletas, se sientan y tiran de memoria, como el que tira de visa, normalmente contamos o recordamos la realidad a nuestra manera. Tendemos a recordar y a idealizar en demasía nuestras vivencias y recuerdos. Como en el juego del teléfono, al final, nada tiene que ver el principio con el final.
Cuando recordamos es mejor no pontificar. Cuando lo hacemos, no dejamos lugar al resto de la historia, el conjunto de piezas del puzle necesarias para ver, recordar, conocer, la vida de ésta, nuestra organización, y de las personas que en un momento u otro hemos dado lo mejor y lo peor de nosotros mismos.
La historia no debe tener un carácter revanchista, no debemos verla como la de los buenos y la de los malos, como la nuestra y la de ellos y ellas. Nadie es dueño de nuestra memoria colectiva, es de todos y todas.
Creo necesario pedir que no olvidemos lo más importante, la responsabilidad de los que estuvimos y de los que están, de dejar un buen legado a las presentes y futuras generaciones de una organización que todos y todas nos queremos y de la que nadie, tiene la patente de corso.
Por todo esto desde la lejanía que da ser un “ex”, sin pontificar, ni declarar santo, mártir o diablo, a nadie, me despido de la habitación 407.
4 comentarios:
Gracias por ese sueño llamado Roma.
Recordad, que Roma no paga a traidores!!!
Gracias lancho.
Siguiendo con la temática romana, pero más acorde con las fechas en que estamos...
"Padre; perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lucas 23,34)"
Hola amigo y compañero:
No se si tendré espacio suficiente, para dejarte mi comentario, por eso te quiero remitir a mi blog en breve, pero te recuerdo que nuestra vida se compone simpre de habitaciones y aveces compartimentos estancos, pero unca se dice adiós a esas puertas cruzadas. Desde la habitación del hospital donde nacimos, hasta otras que van dejando su impronta. Incluso la 407
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